dinsdag 26 mei 2009

TRES PREGUNTAS SOBRE ‘POWER AND INTERDEPENDENCE’ POR ROBERT O. KEOHANE AND JOSEPH S. NYE (1989)


1. ¿Qué se entiende por interdependencia compleja y qué factores explican este fenómeno?

Interdependencia compleja se construye como un tipo ideal en términos de relaciones internacionales opuesto al realismo, según la propuesta de Keohane y Nye. Según los autores, interdependencia compleja se acerca más a la realidad que el realismo. Más que nada, el concepto explica mejor que su opuesto lo complejo que son regimenes internacionales y lo difícil que es cambiarlos. Estos procesos de cambio de regimenes internacionales son los que representan el interés de los autores.

Keohane y Nye argumentan que el realismo se fundamenta en tres supuestos y que el concepto de interdependencia compleja los supera. Estos supuestos son:
los estados son unidades coherentes y de tal manera los actores dominantes en la política global;
la fuerza (o la amenaza con la fuerza) es un instrumento político posible de usar y efectivo;
existe una jerarquía de asuntos políticos globales de los cuales la seguridad militar siempre está al tope de la lista; en otras palabras, la alta política de la seguridad militar domina la baja política de asuntos sociales y económicos.

La interdependencia compleja, contrariamente, se caracteriza por:
la existencia de múltiples canales de contacto entre sociedades, en vez de sólo las entre las oficinas de asuntos exteriores, incluyendo relaciones informales entre elites gubernamentales y los arreglos formales al nivel de las oficinas de asuntes exteriores (relaciones bilaterales); relaciones informales entre elites no gubernamentales (relaciones trans-gubernamentales) y organizaciones transnacionales (relaciones transnacionales). Las relaciones bilaterales son las que supone el realismo; las relaciones trans-gubernamentales se distancian del supuesto realista de que los estados son unidades coherentes; y las relaciones transnacionales se distancian del supuesto realista de que los estados son unidades únicas.
la agenda de las relaciones bilaterales no sólo se trata de la seguridad militar sino que consiste en múltiples asuntos. Además, no tiene una jerarquía consistente y no sólo surge de la oficina de asuntos exteriores, sino de la participación política de múltiples actores;
la fuerza militar no se suele usar entre gobiernos dentro de una región o para resolver ciertos asuntos (económicos o sociales), aunque sí se utiliza, lamentablemente, entre gobiernos de diferentes regiones o para resolver asuntos específicos (como la guerra en Irak).

En el capítulo 7 de su libro, los autores definen el concepto de interdependencia compleja resumidamente por la ausencia de fuerza, la falta de jerarquía entre asuntos, y la presencia de múltiples canales de contacto entre sociedades. La interdependencia simple, basado en el realismo, se define, por ende, por la presencia de fuerza, la presencia de jerarquía entre asuntos y la ausencia de múltiples canales de contacto entre sociedades.

La interdependencia compleja es un fenómeno que se presenta de manera creciente en los diferentes regimenes internacionales, pero no en todos y no en todos de la misma intensidad. Los factores que explican el desarrollo hacia un mundo más y más caracterizado por interdependencia compleja son: el papel disminuyente de la fuerza militar en el mundo; el hecho de que hoy en día la política internacional se caracteriza por múltiples asuntos que no están organizados jerárquicamente; y la existencia de múltiples canales de contacto entre sociedades.

El concepto de interdependencia compleja me parece interesante y por cierto mucho más cerca de la realidad en varios regimenes, que los supuestos realistas mencionados antes. No cabe duda que con respecto a muchos asuntos de interés político global, los actores no gubernamentales han adquirido un gran poder político durante las últimas décadas, particularmente con la emergencia de los medios de comunicación masivos. La información es un instrumento de poder y ha felizmente destruido el poder monopolístico de los gobernantes. De igual manera, la influencia de las corporaciones transnacionales en la economía y la política global ha aumentado de manera aguda durante la segunda mitad del siglo veinte, de tal manera, que a veces tienen más poder que los propios Estados nación.

2. ¿Qué explica los cambios en los regimenes y qué caracteriza el de los océanos versus el monetario?

Keohane and Nye describen cuatro diferentes modelos para explicar los cambios en los regimenes internacionales:
1. el modelo que basa su explicación en procesos económicos;
2. el modelo que basa su explicación en la estructura del poder global;
3. el modelo que basa su explicación en la estructura de diferentes asuntos;
4. el modelo que basa su explicación en las organizaciones internacionales (procesos políticos).

Según los autores, el cambio de regimenes varía dependiendo de los países involucrados y de los asuntos tratados. Dependiendo de tales factores, un modelo u otro funcione mejor para su explicación, aunque ningún modelo funciona de manera óptima; siempre hay factores que no se cubren con ninguno de los cuatro modelos, o en otros casos, se requiere recurrir a todos los modelos uno por uno para entender el cambio de un régimen.

El realismo se acerca más al modelo basado en procesos económicos y en la estructura de poder global. Los otros dos modelos se mueven más hacia el concepto de interdependencia compleja.

El modelo basado en procesos económicos nace de la teoría neoclásica y tiene los siguientes supuestos:
1. el cambio tecnológico y la creciente interdependencia económica harán que los regimenes internacionales existentes se vuelven obsoletos. Debido al creciente número de transacciones y a las nuevas formas de organización representadas por ejemplo por las corporaciones transnacionales, las instituciones, reglas y procedimientos establecidos se harán inefectivos y pueden colapsar.
2. los gobiernos son altamente responsivos a las demandas políticas domésticas para un estándar de vida creciente.
3. los grandes beneficios resultantes de movimientos internacionales de capital, bienes y empleo les da incentivos fuertes a los gobiernos de modificar o reconstruir regimenes internacionales con el fin de restaurar su efectividad.

Según este modelo, regimenes internacionales se vuelven obsoletos con cierta regularidad por cambios económicos y tecnológicos, pero no se desintegran totalmente, y no por mucho tiempo, porque hay intereses de que se reconstruyan y se ajusten rápidamente a las nuevas condiciones. El cambio de régimen, en este caso, entonces es un cambio meramente incremental, dado que el desarrollo global supuestamente se mantiene dentro de los límites de la teoría neoclásica.
Sin embargo, en contra de esta teoría se puede argumentar que la realidad política no siempre sigue el simple rumbo de los cambios económicos y tecnológicos: el poder, en este caso, se define como la capacidad de no ajustarse a un cambio, tomando en cuenta que ajustarse siempre es políticamente costoso. El modelo neoclásico por ende es limitado y no explica todos los cambios o no cambios de los regimenes internacionales.

El modelo basado en la estructura del poder global es el más tradicional de los modelos políticos y se fundamenta en la idea de que los estados poderosos hacen las reglas. Según los realistas, un régimen internacional se fundamenta en un sistema hegemónico, eso es cuando un estado es suficientemente poderoso y tiene voluntad de mantener las reglas esenciales para gobernar relaciones entre los demás estados. Según este modelo, el colapso de regimenes hegemónicos se debe a guerras o cambios mayores en el balance de poder global (decreciente poder del hegemónico). El modelo es muy limitado, porque sólo considera el poder de estados a un nivel global y no reconoce la importancia de actores no gubernamentales o de asuntos no militares, como los económicos, los sociales, etc.

El modelo basado en la estructura de asuntos diferentes supone que los recursos de poder en un área de asuntos son efectivos en aquella área, pero no necesariamente en otras áreas. El análisis político, entonces, debe ser conducido por área de asuntos. Este modelo es menos poderoso que el anterior, porque requiere de más información para analizar una situación política, pero tiene más poder de predecir el desarrollo de las cosas dentro de cierto área de asuntos particular.

Según el modelo, un cambio de régimen ocurre por la diferencia entre influencia y beneficios bajo un régimen existente y las expectativas de estados no satisfechos con los efectos de nuevas reglas. Además, cuando existe incongruencia entre la influencia de un estado bajo las reglas vigentes y los recursos de poder para cambiar las reglas, el estructuralismo de asuntos diferentes predice un cambio agudo, no gradual.

Los modelos estructuralistas, sin embargo, quedan cortos con respecto al análisis de los procesos políticos que forman parte del cambio de regimenes internacionales. Para explicar tales cambios, no sólo se debe analizar la estructura de poder, sino también el proceso del cambio. Se debe distinguir, por ende, entre la estructura de poder entendida como recursos (independientemente si son recursos militares como en una formulación realista, o económicos como en un acercamiento estructuralista), y el poder entendido como control sobre los ‘outcomes’. Este último tipo de poder se mide por el patrono de ‘outcomes’. La traducción de capacidades en ‘outcomes’ depende exactamente del proceso político o la negociación, y la capacidad negociadora de un estado afecta tal traducción. Esto quiere decir que estados con preferencias fuertes y posiciones coherentes negociarán más efectivamente que estados que se encuentran restringidos por actores domésticos y transnacionales. A veces, hasta las instituciones y procedimientos de un régimen existente pueden debilitar la posición negociadora de un estado.

En las explicaciones más sencillas estructuralistas, un cambio de capacidades globales o capacidades específicamente relacionadas con ciertos asuntos, ya significa un cambio de régimen. En las explicaciones más sofisticadas, un régimen crea un proceso negociadora, lo que resulta en un patrono de ‘outcomes’ de los que el cambio del régimen es sólo uno.

El modelo basado en organizaciones internacionales parte de otro tipo de estructura política global, uno que no se limita al análisis de las relaciones entre estados manifestados a través de las oficinas de asuntos exteriores, sino que incluye también las relaciones transnacionales y trans-gubernamentales: se trata de relaciones en múltiples niveles (redes), normas e instituciones internacionales, los que son factores independientes que pueden explicar un cambio de régimen. El modelo supone que un conjunto de redes, normas e instituciones una vez establecido es difícil de eliminar o cambiar, incluso para estados fuertes.

Sin embargo, independiente del modelo que se utilice para explicar un cambio de régimen internacional, lo esencial es que este puede ser cambiado siempre cuando se vuelva intolerable para Estados con un poder importante al respecto. Es desde tal intolerancia que lento o rápido se produce el cambio.

El régimen monetario se refiere a un área de asuntos específicos y se define como el cluster de asuntos considerados relevantes para políticos para las decisiones que se deben tomar con respecto al tipo de arreglos internacionales que debe existir sobre las tazas de cambio, los ‘reserve assets’ y el control de movimientos internacionales de capital, además de asuntos considerados relevantes para el ajuste, la liquidez y la confianza dentro de un cierto régimen o no régimen.

Según los autores, el régimen monetario se acerca a las dimensiones de la interdependencia compleja en dos aspectos: la ausencia de fuerza y los múltiples canales de contacto. En términos de la falta de jerarquía entre diferentes asuntos, sin embargo, el régimen se acerca más a la simple interdependencia, dado que siempre cuando asuntos monetarios se hacían política alta, la jerarquía global con respecto a la política exterior, se debilitaba.

El régimen de océanos se refiere a un área de asuntos con respecto al uso y la regulación del espacio y de los recursos oceánicos en tiempos de paz. Un régimen oceánico en tiempos de paz tiene dos dimensiones: 1. la naturaleza y la extensión de la jurisdicción estatal sobre los océanos que pegan con las costas de ciertos estados y 2. la propiedad, el uso y la regulación del espacio y de los recursos más allá de la jurisdicción nacional. El área incluye relaciones físicas, como pescadería y navegación, y políticas, como esfuerzos de parte de actores realizados con el fin de influenciar las políticas de otros con respecto al espacio y los recursos oceánicos.

El régimen de océanos se acerca a la interdependencia compleja en términos de la falta de jerarquía entre diferentes asuntos y los múltiples canales de contacto entre sociedades. Sin embargo, en términos de la ausencia de fuerza, el régimen se comparte más como el modelo de simple interdependencia. Según los autores el papel de la fuerza sigue siendo importante en este régimen, aunque se debe tomar en cuenta que hoy en día la fuerza es utilizada más por Estados débiles y no siempre es efectiva, particularmente como para tener un impacto en vista de los Estados más fuertes.

Establezca la relación entre liderazgo e interdependencia compleja

Procesos políticos que se caracterizan por una línea borrosa entre política doméstica e internacional son típicos casos de interdependencia compleja. En situaciones de este tipo, el liderazgo o las capacidades básicas de un estado de ejercer el poder, es un factor decisivo para el cambio de regimenes. En periodos de transición, según Kindleberger, dentro de la estructura de poder en que se fundamenta un área de asuntos, un nuevo estado poderoso desarrollará su capacidad de liderazgo antes de que perciba los beneficios que lo mismo puede generar y la necesidad de tal liderazgo. Al mismo tiempo, poderes secundarios, los que suelen aceptar liderazgo indiscutiblemente, perseguirán políticas que debilitan el sistema. En otras palabras, el proceso de cambio de régimen va de mano en mano con la transición de liderazgo; el uno y el otro forman parte del mismo proceso, particularmente en casos que se caracterizan por interdependencia compleja.

Según Keohane and Nye, liderazgo es necesario en la ausencia de autoridad delegada, lo que consideran la situación más probable en la política internacional. El liderazgo internacional se puede basar en hegemonía (dirigir y mandar), unilateralismo (ir de primero) o multilateralismo (inducir). El liderazgo internacional basado en hegemonía se da cuando un Estado sea suficientemente poderoso para mantener las reglas esenciales para gobernar relaciones entre Estados y tiene la voluntad de hacerlo. Este tipo de liderazgo puede representar un bien público (responsabilidad) o un bien privado (protección de los intereses del hegemono). El liderazgo unilateral es aquel que da un ejemplo al resto del mundo dado que por su tamaño e importancia, las acciones de un Estado poderoso puede determinar los regimenes que gobiernan las relaciones internacionales. Este es el tipo de liderazgo al que se refirió Obama cuando habló de que querría cambiar el papel de los Estados Unidos en el mundo convirtiéndolo en un 'role model' para el resto del mundo. El tercer tipo de liderazgo, el multilateral, se basa en acciones para inducir otros Estados a contribuir a la estabilización de un régimen internacional. En situaciones de interdependencia compleja, donde el liderazgo es non-hegemónica, se requiere un liderazgo unilateral o multilateral. Según Keohane and Nye, hoy en día, sólo se puede escoger entre estos dos tipos de liderazgo, o sea el liderazgo necesariamente es non-hegemónico, y por ende, es unilateral o multilateral, o no hay liderazgo efectivo.

Con respecto al liderazgo multilateral cabe notar que hoy en día efectivamente se está desarrollando un estilo de liderazgo que se basa en la rotación voluntaria entre los estados que forman parte de un régimen internacional. Con este tipo de liderazgo se produce un cambio de liderazgo, basado en procedimientos acordados dentro del mismo régimen, sin el uso de fuerza y también sin que se cambie el régimen. En base de estos procedimientos un cambio agudo de régimen se hace menos urgente, dado que el mismo es políticamente factible dentro del mismo régimen; o sea, un estado ansioso de implementar un cambio incremental sólo debe esperar su turno para poder iniciar un proceso de negociación al respecto. La interdependencia compleja de esta manera facilita procesos de negociación y desarrollo continuos, sin que se pierda por completa la unicidad de cada uno de los estados participantes y sin que sea necesario un cambio de regimen necesariamente, y sin que se recurra a la fuerza. Cuantos más estados participan en este tipo de regimenes, tanto más espacio para todos de hacer oír su voz y menos necesidad y legitimidad de utilizar la fuerza. Es de esperar que en los años que vienen se verá ambos tipos de liderazgo non-hegemónico dependiendo del regimen internacional, dependiendo de los Estados que participan, dependendiendo del asunto de que se trata. En interdependia compleja, ambos pueden ser efectivos, aunque el multilateralismo puede ser lo más deseable (si factible) dado que es en efecto el más democrático.

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