maandag 1 juni 2009

El proceso de negociación entre la Unión Europea y Centroamerica con respecto al nuevo Acuerdo de Asociación













Cuadro 2: Estatus de Ratificación de Protocoles y Convenios Regionales

Fuente: Elaboración propia en base a Ulate Chacón (2007), Giammattei Aviles (2007), PARLACEN (2007)

Nota: [1] F = firmado, pero no ratificado; [2] México también es miembro del PARLACEN; [3] La República Dominicana es observador especial para el PARLACEN; México, Venezuela, Puerto Rico y la República de China en Taiwán son observadores permanentes




El proceso de negociación entre la Unión Europea y Centroamérica para el establecimiento de un nuevo Acuerdo de Asociación

En mayo 2006, la Unión Europea y los presidentes centroamericanos acordaron abrir negociaciones para establecer un Acuerdo de Asociación bi-regional. El acuerdo iba a fundamentarse en tres pilares: el tratado de libre comercio, el diálogo político y la cooperación. El enfoque entonces además de económico iba a ser socio-político fundamentado en los derechos humanos, la democratización y el buen gobierno. Desde el inicio, el propósito formal era negociar a nivel de dos bloques regionales y no desde la Unión Europa con los países centroamericanos individualmente. Aparentemente se suponía que la región centroamericana ya (casi) era bloque, un supuesto, sin embargo, que ahora parece discutible. La realidad política centroamericana es compleja y viéndolo de manera crítica se podría decir no sólo que aún no hay un bloque fuerte, pero que tampoco parece haber voluntad política para formarlo a un plazo visible.

En este texto se discute lo que implica, en términos formales, el Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Centroamérica (AdA). Se describe también el proceso de la integración regional centroamericana desde una perspectiva histórica además del estatus actual. Seguidamente, se presentan las posiciones con respecto al AdA de algunos actores gubernamentales y no gubernamentales relevantes, y se concluye el texto con ciertas observaciones personales.

1. El Acuerdo de Asociación (AdA)
Entre la Unión Europea (UE) y América Central existen una relación comprehensiva y unos regimenes internacionales ya desde los años ochenta. Estos regimenes se basan en el dialogo político (Diálogo de San José), un régimen comercial favorable y un cuadro amplio de cooperación. El AdA se puede entender como una renovación de los acuerdos precedentes, y al mismo tiempo una ampliación en ciertos aspectos.

Hasta ahora, el Diálogo de San José ha sido crucial para las relaciones entre las dos regiones. El convenio se adoptó en Costa Rica en 1984, y se renovó en Florencia (1996) y Madrid (2002) respectivamente. El Diálogo apoyó el proceso de pacificación centroamericana en los años noventa y con esto la UE generó credibilidad política dentro de la región. Con el Diálogo, se inició también el proceso de apoyo bi-regional enfocado en la integración regional y el desarrollo económico y social de Centroamérica.

Un año después de los acuerdos de Madrid, en 2003, se firmó un nuevo Acuerdo para el Diálogo Político y la Cooperación entre la UE y Centroamérica. El objetivo de este documento fue reforzar las relaciones entre las dos regiones y crear las condiciones para iniciar negociaciones para un Acuerdo de Asociación, incluyendo un tratado de libre comercio. Según este Acuerdo los objetivos del Acuerdo de Asociación iban a ser:

1. Consolidar las relaciones existentes y desarrollar los beneficios potenciales y mutuales otorgando una perspectiva constructiva hacia la futura relación entre las dos regiones.
2. Desarrollar una relación política privilegiada basada en el respto para y la promoción de los derechos humanos, democracia y buen gobierno, y en la defensa de estos valores comunes en la plataforma mundial, contribuyendo al desarrollo del multilateralismo.
3. Arraigarse fuertemente en los logros democráticos in América Central fortaleciendo aún más las relaciones dentro de la región y facilitando el diálogo político bi-regional y la cooperación.
4. Realzar cooperación bi-regional con el fin de reforzar la estabilidad política, social y económica de los países centroamericanos, profundizar el proceso de integración regional, ayudar a crear condiciones para reducir la pobreza, promover el trabajo decente y el acceso más igualitario a los servicios sociales, igual que asegurar un balance apropiado entre los componentes económicos, sociales y ambientales dentro de un contexto de desarrollo sostenible.
5. Establecer las condiciones para gradualmente construir un área de libre comercio entre las dos regiones y desarrollar intercambios comerciales tanto dentro de como entre las regiones.
6. Dar más ímpetus al proceso de integración regional económica (notablemente a través de la negociación de región a región), con el fin de contribuir al incrementando crecimiento económico y el mejoramiento gradual de la calidad de vida de los pueblos, integrar América Central en la economía mundial, apoyar la globalización en base del desarrollo sostenible y abrir hacia nuevas relaciones en la plataforma mundial.
7. Profundizar buenas relaciones y los principios de la resolución pacífica de conflictos entre los estados centroamericanos. El objetivo es completar estas negociaciones no más de dos años después de su efectivo inicio. De acuerdo con la práctica normal, la Comisión reportará regularmente con los Estados Miembros dentro de las comisiones apropiadas sobre el progreso de las negociaciones. El Acuerdo se construirá sobre y reemplazará al vigente Acuerdo de Cooperación de 1993 entre las dos regiones y al Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación de 2003, lo que aún tiene que ser ratificado.

Notablemente, los objetivos políticos tienen un peso, formalmente, por lo menos igual de grande como los económicos. Sin embargo, cumplir con la propuesta en términos políticos parece ser más complicado, particularmente dadas las diferencias con respecto a la cooperación y el comercio con la UE entre los países que forman la región Centroamérica.

Desde los años ochenta, la cooperación de la UE con América Central se enfoca en derechos humanos y democracia, desarrollo rural integral, prevención de desastres y reconstrucción, desarrollo social y integración regional. Tradicionalmente, Centroamérica ha recibido la proporción más grande de la cooperación de UE con América Latina. En el periodo 1995 – 2001, se trató de 145 millones de euros por año. Sin embargo, son los países más pobres, como Nicaragua y Honduras quienes reciben la mayor parte de los fondos disponibles.

El Cuadro 1 representa el monto total de la cooperación europea asignada a cada uno de los países centroamericanos para el periodo 2007 – 2013. Obviamente, el tema de cooperación es menos prioritario para Costa Rica y Panamá en comparación con los demás países. Como se demuestra abajo, para estos países el comercio con Europa representa una preocupación más grande.

Cuadro 1: Cooperación europea asignada a los países centroamericanos para el periodo 2007 – 2013
Cooperación en millones de euros
Costa Rica 34
El Salvador 121
Guatemala 135
Honduras 223
Nicaragua 214
Panamá 38
Fuente: Delegación de la Comisión Europea en Nicaragua, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Guatemala y Panamá

En términos comerciales, las relaciones entre la UE y Centroamérica se han regido por el Sistema Generalizado de Preferencias (SGP). Este arreglo garantiza el acceso libre de impuestos a todos los productos industriales y para ciertos productos agrícolas. Un nuevo régimen SGP+ se hizo vigente en 2005 para terminar en 2008. Para la exportación de bananas se introdujo un nuevo sistema de tarifa única en 2006. Supuestamente, el nuevo tratado de libre comercio que formará parte del AdA, reemplazará y ampliará el régimen SGP+ con algunos productos agrícolas cruciales para América Central, incluyendo el banano y el azúcar.

El interés económico de la UE y los países centroamericanos en el AdA puede ser mutual, aunque a escalas diferentes. Sin embargo, dentro de la región centroamericana el interés no es igual para todos los países.

En términos económicos y particularmente de comercio, la UE para Centroamérica representa la segunda región más importante, después de los Estados Unidos. En 2004, el 45% del comercio centroamericano total era con los Estados Unidos y el 9% con la UE. La proporción centroamericana de las importaciones totales de la UE, al otro lado, bajó de 0.4% en 2000 a 0.3% en 2005, y la de las exportaciones era 0.35% en 2005. Las exportaciones de Centroamérica hacia la UE consisten mayoritariamente en bienes agrícolas, y las importaciones desde la UE hacia Centroamérica son básicamente bienes industriales. Centroamérica tradicionalmente tiene un surplus comercial con la UE lo que en 2005 llegó a sumar 1 billón de euros.

Sin embargo, el comercio entre la UE y América Central se concentra en pocos países: Costa Rica produjo 64% de las exportaciones hacia la UE, y Costa Rica y Panamá en conjunto absorbieron 55% de las exportaciones desde la UE hacia la región. En otras palabras, dentro de la región existen discrepancias grandes con respecto al interés en el AdA: para unos países el tratado de libre comercio es más importante, para otros la cooperación. Esta situación tal vez sea una asimetría más problemática en el proceso de negociación que la que existe entre las dos regiones y hasta puede ser una de las causas porqué la región aún no logró de presentarse como un bloque fuerte.

2. La integración regional política centroamericana en perspectiva histórica

En términos históricos, el proceso de la integración regional en América Central ha tenido una serie de intentos a lo largo del siglo XIX, los que todos fallaron a pesar de muchos esfuerzos. Entre ellos destacan la Republica Federal de Centro América (1823 – 1839), la Confederación de Centro América la que no incluía a Costa Rica (1842 – 1844 y 1849-1852) y la República Mayor de Centroamérica, después llamado los Estados Unidos de Centroamérica (1896 - 1898). Estos proyectos se terminaron respectivamente por guerras civiles (se retiraron Nicaragua, Honduras y luego Costa Rica), por falta de concordancia entre los países y por un golpe de estado en El Salvador.

Después de la Segunda Guerra Mundial y varias dictaduras y guerras sangrantes de las que sólo Costa Rica se quedó al margen, se hicieron nuevos intentos para la integración regional. En 1951, se fundó la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA), la que fue seguida por el Mercado Común Centroamericano (MCCA) en 1960. En el mismo año se fundaron el Banco Centroamericano para la Integración Económica (BCIE) y el Secretariado para la Integración Económica de Centroamérica (SIBCA) para fortalecer el proceso. Sin embargo, en 1973, se suspendió la ODECA y con ello el proceso de integración regional.

Sólo 20 años después, en 1991, se adoptó con el Protocolo de Tegucigalpa, un nuevo marco de integración: el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) que consiste en tres cuerpos: la Corte Centroamericana de Justicia (CCJ), el Parlamento Centroamericano (PARLACEN), y el Secretariado General de SICA (SG-SICA). SICA además tiene una serie de secretariados técnicos, instituciones permanentes especializadas y foros intergubernamentales.

El SICA representa el marco jurídico-político que abarca todos los niveles y ámbitos de la integración centroamericana actual, incluyendo aspectos económicos, sociales, culturales, políticos y ecológicos visualizando un desarrollo integral para la región. En 1993, se adoptó el Protocolo de Guatemala con lo que los estados miembros se comprometieron a alcanzar de manera voluntaria, gradual, complementaria y progresiva la Unión Económica Centroamericana, cuyos avances deberían de ir a responder a las necesidades de los países que integran la región (SICA 2007).

Los avances concretos con respecto a la integración regional desde los años noventa, sin embargo, son limitados. En 1992 se inició el proceso de ratificación de los estatutos de la CCJ, un año después de que cinco países los habían aprobado. La CCJ forma la base jurídica del proceso de integración. Su competencia es de carácter internacional, de integración, consultiva, constitucional y arbitral. Los estatutos de la CCJ además establecen la primacía del derecho comunitario sobre el derecho interno de los estados miembros. Como parte del Protocolo de Tegucigalpa, los signatarios se habían comprometido a negociar y ratificar los estatutos de la CCJ dentro de dos años, pero sólo tres países cumplieron con esta normativa.

Aunque todos los países subscritores al Protocolo de Tegucigalpa formalmente son sometidos al ordenamiento jurídico de la CCJ, independientemente si ratificaron los estatutos o no (y pueden hasta incurrir en responsabilidad por su incumplimiento), el hecho de que Costa Rica y Guatemala no ratificaron los estatutos en su debido momento representa una señal con respecto a la importancia que estos países le dan a la institución. Esto, mientras que Costa Rica en diversas sentencias de la Sala Constitucional ha reconocido la vigencia de la Corte como órgano oficial de la integración regional al cual, según la misma Sala, deben estar sometidos todos los ciudadanos de la Región (Ulate Chacón 2007). Por la anuencia de Costa Rica y Guatemala de ratificar los estatutos, la competencia de la CCJ sigue siendo limitada.

La creación del Parlamento Centroamericano (PARLACEN) fue propuesta durante la reunión de presidentes centroamericanos en Esquipulas, Guatemala, en 1986, y un año después se subscribieron el Tratado Constitutivo y otras instancias políticas. En 1991, se instaló el PARLACEN con sede en Guatemala y sub-sedes en cada capital de los estados parte. El PARLACEN está integrado por 20 diputados electos por cada estado parte, los ex-presidentes y -vicepresidentes de Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Panamá, y 22 parlamentarios designados por la República Dominicana (observador especial). Es uno de los dos únicos parlamentos regionales en el mundo con representación política y legitimidad democrática plena, dada la elección directa de sus diputados (PARLACEN 2007). El PARLACEN promueve una concepción comunitaria de la integración centroamericana y rechaza la tendencia de realizarla como un proceso intergubernamental. Además propugna una concepción integral del desarrollo y la integración de Centroamérica para el beneficio de los pueblos en las esferas política, económica, social y cultural y no comparte las tendencias economistas que reducen la integración a sólo el intercambio libre de comercio.

Sin embargo, su impacto es limitado porque Costa Rica y Belice no participan. Según el actual presidente de Costa Rica, no hay apoyo en su país para el PARLACEN ni disponibilidad de enviar nuevos diputados. Lo considera un tema cerrado y ha dicho que lo único que se podría considerar, en caso de alguna discusión importante, es que los diputados de la Asamblea Legislativa asistan (El Nuevo Diario 2007a). En el mismo periódico aclaró que ya había dicho hace 20 años que no estaba de acuerdo con el PARLACEN, a pesar de que sí firmara la Declaración de Esquipulas (ACNUR 1986).

Cuadro 2: Estatus de Ratificación de Protocoles y Convenios Regionales
ver arriba
Fuente: Elaboración propia en base a Ulate Chacón (2007), Giammattei Aviles (2007), PARLACEN (2007)

El Cuadro 2 representa el estatus de ratificación de protocoles y convenios regionales. Se nota que después del Protocolo de Guatemala que fue ratificado por 8 países, no se ha dado el seguimiento esperado. En términos de voluntad política de avanzar en la integración regional, sea o no por la falta de confianza en las instituciones regionales propuestas, parece ser que Costa Rica forma un obstáculo importante. Por su particular posición en la región, el país parece tener más interés en tratados económicos y menos en acuerdos regionales de carácter político. Como ya vimos, Costa Rica es el país que tiene más comercio con y recibe menos cooperación de parte de la Unión Europea.

En otras palabras, la historia de la integración regional centroamericana demuestra que aún hay bastantes obstáculos. No existe un bloque regional fuerte y no es fácil cumplir la condición de la UE de negociar entre dos bloques y no con países individuales. La propuesta europea presupone que existan instituciones regionales efectivas representativas para todos los países, pero la realidad es diferente: la mera existencia de instituciones regionales no dice nada sobre su efectividad.

3. La posición de actores relevantes

El Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y la región centroamericana puede llegar a representar un cambio de régimen, aunque un cambio incremental, no agudo. La historia de las relaciones económicas y políticas entre las dos regiones ya es larga, y también el enfoque en temas como el comercio, el diálogo político y la cooperación no es nuevo. Lo que significaría la adopción del texto como planteado en la propuesta de 2003, sí es una ampliación de los acuerdos anteriores. En términos económicos se incluirían algunos productos agrícolas centroamericanos y unos servicios europeos cruciales para las respectivas regiones. Sin embargo, el aspecto más importante puede ser la importancia que Europa intenta dar al tema de la integración regional y la solidaridad intra-regional del istmo.

Unos grupos de actores relevantes en el proceso de las negociaciones además de los líderes políticos, son las organizaciones no gubernamentales y los empresarios que cada uno de su propia manera pueden lograr a influenciar el proceso. Según la organización Bilaterals, los movimientos sociales de América Latina critican el AdA porque dejó de dar importancia al fortalecimiento de las democracias en los países involucrados. Según estos movimientos, el AdA es nada más que un tratado de libre comercio y una herramienta del gran capital que busca profundizar la pobreza y explotarles a las personas que producen riqueza con su trabajo. Las consecuencias del Tratado de Libre Comercio de Estados Unidos con Centroamérica y la República Dominicana, según tales movimientos, son países inundados por importaciones, precios al consumidor crecientes, ingresos tarifarios disminuyentes y por ende un gasto público también bajándose. Del AdA los mismo esperan que va a resultar igual comprometiendo los derechos humanos y laborales de los pueblos y el medio ambiente. Lo consideran, por ende, contrario a los intereses de los pueblos centroamericanos (Bilaterals.orga 2009a).

Los movimientos, redes y organizaciones sociales centroamericanas presentaron, durante una jornada popular de rechazo al AdA, una propuesta a los presidentes de los países centroamericanos que estaban reunidos en una cumbre del SICA. Pidieron la suspensión inmediata de las negociaciones con la UE con el fin de que se analizara primero los impactos de los tratados de libre comercio como factores inherentes a la crisis financiera y la recesión económica, y que se definiera la forma de desarrollo e integración que los pueblos de Centroamérica requieren. Proclamaron de que para que el AdA sea efectivamente una oportunidad para los países centroamericanos y para sus pueblos, se requiere que la lógica del mismo esté basada en premisas distintas al libre comercio. Los movimientos sociales pidieron impulsar una integración regional basada en la complementariedad de los diferentes países y que la misma sea un instrumento para el crecimiento y el desarrollo, garantizando el derecho soberano a la toma de decisiones nacionales y a la definición de estrategias de desarrollo desde las cuales se puedan establecer relaciones justas y equitativas con otros Estados y regiones. Se pidió promover una inversión extranjera respetuosa de los derechos laborales, de las poblaciones indígenas y del ambiente, además de promover una cooperación al desarrollo verdaderamente enfocada en eliminar las causas estructurales de la pobreza y la exclusión social, y relaciones comerciales que reconozcan las asimetrías existentes entre regiones. Los movimientos, redes y organizaciones sociales también pidieron establecer en cada país centroamericano procesos de diálogos amplios y democráticos, con participación de los diferentes sectores sociales organizados para debatir sobre un nuevo tipo de acuerdo con la Unión Europea, sustentado en articular los diferentes esfuerzos para procurar propuestas regionales, superando el criterio de que los acuerdos comerciales se negocien con cláusulas de confidencialidad y secretividad.

A pesar del pedido de los movimientos sociales, la reunión de los cinco presidentes centroamericanos más los de Belize, República Dominicana y Panamá concluyó con una larga resolución en la que piden concluir las negociaciones a la brevedad posible bajo los parámetros y calendario previstos, reflejando los intereses de Centroamérica (Bilaterals.org 2009b).

Algunas organizaciones no gubernamentales monitores del proceso desde Europa, también indicaron que las negociaciones están moviéndose en una dirección no deseada. Estos, sin embargo, dan la culpa en primera instancia a Europa. Según el analista Cecilia Olivet, la UE tiene un nuevo marco de cooperación llamado Global Europe que formula los objetivos de la política comercial y de inversiones europeas. El marco tiene como objetivo conseguir acceso a los recursos primarios más baratos y abrir los mercados para el empresariado europeo. La política europea internacional actual, según la analista, se enfoca en eliminar eventuales obstáculos y prevenir la adopción de nuevas políticas que pueden convertirse en obstáculos para tal objetivo. O sea, con la estrategia Global Europe, así lo plantea Olivet, la UE sólo busca establecer acuerdos comerciales favorables para Europa.

Olivet luego explica que los acuerdos que Europa busca establecer en la actualidad se basan todos en una sola fórmula y no se ajustan a la situación particular de cada región, aunque así lo dicen. La estrategia, en varios casos, parece apoyar el proceso de construcción de bloques regionales, pero, así comenta la analista, en la práctica las negociaciones provocan la división de los países involucrados, para que a continuación la UE pueda entrar en relaciones bilaterales con los países individuales (Solidariteitsfonds XminY 2009). Según la analista, esto es exactamente lo que está pasando con el AdA; el carácter bi-regional es sólo la máscara detrás de la cual está el verdadero interés de la UE: tener relaciones comerciales favorables con la región y primordialmente con Costa Rica y Panamá.

A finales de marzo 2009 se organizó la sétima ronda de negociaciones entre la Unión Europea y los países de América Central. Inesperadamente, Nicaragua se retiró de la misma en protesta por el rechazo a su iniciativa de financiar un Fondo Regional Económico Financiero con 60.000 millones de euros. Contar con un Fondo de este tipo de cooperación es importante para Nicaragua, pero no prioritario para Costa Rica y Panamá. Después de que se suspendieron las reuniones bi-regionales, fueron particularmente los empresarios centroamericanos y Costa Rica como país, los que se esforzaron a que las partes volvieran a la mesa de negociaciones (La Nación, 2 de abril de 2009).

Después de un proceso informal de negociaciones, a finales de abril se logró que los negociadores nicaragüenses aceptaran que el fondo pasara a análisis de los ministerios de Hacienda y bancos centrales. Se retomaron las negociaciones con los siguientes asuntos aún pendientes (La Nación, 26 de abril del 2009):

· Mientras que los europeos ya concedieron acceso sin pagar aranceles a alrededor del 94% de las partidas arancelarias de Centroamérica mediante la consolidación de los actuales beneficios del Sistema General de Preferencias (SGP), aún hay productos de gran interés que están fuera del SGP y pendientes de negociación, como banano, azúcar, algunas hortalizas, productos con alto contenido de azúcar, ron y carnes de res.
· Falta por definir la apertura del mercado centroamericano a los servicios europeos, quienes quieren ir más allá de las telecomunicaciones y seguros y piden por ejemplo, vender aquí servicios profesionales.
· Varios compromisos políticos, como la buena gobernabilidad, la adhesión a la Corte Penal Internacional, la cláusula democrática y otros también están en agenda.

El 27 de mayo de 2009, Costa Rica urgió a los demás países centroamericanos a unificar las últimas posiciones y terminar en julio próximo la negociación técnica del AdA con la UE. Los intereses de este país de completar el proceso cuanto antes son de carácter económico y político. Como ya vimos, en términos económicos y comerciales, Costa Rica tiene una posición ventajosa relativa a los demás países centroamericanos, dado que cuenta con más productos, servicios e industrias de interés para la UE; los intereses políticos para Costa Rica de querer firmar el AdA, se relacionan más que nada con la relación política, no tanto con Europa, sino con sus vecinos.

Durante los últimos años, Costa Rica ha perdido el liderazgo político en la región, primeramente por su actitud anti-integracionista y su falta de reconocer la Corte Centroamericana de Justicia y del PARLACEN. Esta actitud particularmente afecta la relación con Nicaragua. El mismo día 27 de mayo de 2009, cuando Costa Rica pidió a los demás países centroamericanos de unir sus posiciones con respecto al AdA, Nicaragua expresó su interés de ceder la presidencia temporal del SICA a Guatemala, pese a que era el turno costarricense (La Nación, 28 de mayo del 2009). Si entre este tipo de tensiones Costa Rica lograra que se adoptara el AdA, le aislaría políticamente a Nicaragua y reconquistaría una posición política de importancia en la región. Sin embargo, dado que el interés de Costa Rica en el AdA es más que nada económico, su ganancia política a nivel centroamericano significaría una oportunidad perdida para esta región de avanzar hacia una efectiva integración regional socio-política. Aparentemente, la probabilidad de que esto ocurre se hizo también mínimo, dado el apoyo de parte de los Estados Unidos al nuevo gobierno de El Salvador.

4. Análisis del AdA como posible cambio de régimen internacional

Como se ha podido apreciar, existe aún descenso entre los países y los diferentes grupos subnacionales sobre cómo se debe o puede seguir adelante con respecto a la integración del istmo y al AdA. Tal vez la siguiente ronda de negociaciones entre la Unión Europea y los seis países de América Central involucrados revele lo que durante varios años se está tratando de esconder: aún los países centroamericanos no se confían suficientemente como para moverse hacia una verdadera integración socio-política. Tal vez, al otro lado, el nuevo liderazgo salvadoreño pueda dar una vuelta diferente al proceso.

Con respecto al AdA, algunos analistas temen que si continúa de manera en que se está negociando, termine en el establecimiento de varios acuerdos bilaterales. Esto significaría, que habrá acuerdos múltiples entre un bloque regional fuerte y exigente por un lado, y seis países individuales, pequeños y a veces débiles, representados primordialmente por sus élites nacionales, por otro. Los analistas temen, si esto ocurre, que todas las buenas intenciones de aprovechar al Acuerdo bi-regional para avanzar también en términos de los derechos humanos, la democratización de Centroamérica y el buen gobierno, no se realicen, que los acuerdos bilaterales se limiten a tratados comerciales sin compromisos políticos y que las ganancias del nuevo se hagan a costo de los pobres y los menos privilegiados quienes no tienen oportunidades para participar en los procesos.

Básicamente, lo que los negociadores deberían de tomar en cuenta es que Centroamérica aún no es un bloque regional. El AdA puede respaldar el proceso pero esto quiere decir que la UE no puede ceder a la condición de negociar entre bloques. Aceptando la posición economista costarricense, se perdería la posibilidad de exigir un cambio en la actitud política de este país hacia sus vecinos, un cambio hacia más solidaridad, más enfoque social y de cooperación entre los países centroamericanos, hacia más respeto de los unos a los otros. Si el acuerdo se limita a los aspectos de comercio únicamente, su efecto a mediano plazo será más inequidad social, más pobreza, más problemas sociales de tipo ‘maras’, y menos solidaridad entre los países centroamericanos. Significará probablemente también el fin (o mínimamente la suspensión) del proceso de integración regional. En otras palabras, la posición de la UE es de suma importancia para el futuro de la región; su flexibilización significará una gran oportunidad pérdida y tendrá efectos sociales negativos a largo plazo.

En los términos de Keohane y Ney (1989), el análisis presentado sobre el cambio de régimen internacional hacia la integración regional centroamericana, se basa en el modelo de las organizaciones internacionales enfocándose tanto en los procesos económicos como los políticos, y tanto en los actores gubernamentales como los no gubernamentales.
En términos de interdependencia entre los diferentes Estados centroamericanos y la Unión Europea, este texto ha descrito un proceso que se caracteriza por negociaciones en ausencia de fuerza, por múltiples canales de contacto entre las sociedades a través también de los movimientos sociales y los empresarios, y por una falta de jerarquía de asuntos, aunque se puede decir que los económicos tal vez están arriba en la lista tanto para la Unión Europea como para Costa Rica y Panamá. Sin embargo, el tema de la cooperación parece ser más importante para Nicaragua, entre otros. Falta por conocer la posición salvadoreña que por cierto va hacia la integración regional tanto económico como político social. El nuevo presidente Funes puede jugar un papel crucial en este proceso cuya historia ya tiene décadas.

Referencias

Bilaterals.org (2009a), EU-Central America
http://www.bilaterals.org/rubrique.php3?id_rubrique=152

Bilaterals.org (2009b), Movimientos sociales y redes: No al AdA y por otra forma de integración, Giorgio Trucchi, 21-5-2009, http://www.bilaterals.org/article.php3?id_article=15116
Solidariteitsfonds XminY (2009), 5 Februari: Seminar over vrijhandelsverdrag Centraal Amerika- EU
http://www.xminy.nl/?q=content/5-februari-seminar-over-vrijhandelsverdrag-centraal-amerika-eu

http://ec.europa.eu/external_relations/ca/pol/pdca_12_03_es.pdf

http://europa.eu/scadplus/leg/es/lvb/r14006.htm

http://www.radiolaprimerisima.com/noticias/resumen/50169

http://www.nacion.com/ln_ee/2009/abril/02/pais1925127.html

http://www.oxfamsol.be/nl/Heet-van-de-naald-onderhandelingen.html

http://www.updaid.nl/akkoorden-verdragen/eu-handelsakkoord-met-centraal-amerika/

Giammattei Aviles G A (2007), El sistema político frente a los procesos de integración regional y globalización, documento preparado en el marco del módulo “Integración Regional y Globalización: Retos y desafíos de los Estados”, UCR-IHEAL, San José, Costa Rica
Ulate Chacon E (2007), El derecho comunitario centroamericano: Fuentes constitucionales y evolución jurisprudencial, documento preparado en el marco del módulo “Integración Regional y Globalización: Retos y desafíos de los Estados”, UCR-IHEAL, San José, Costa Rica

PARLACEN (2007), Parlamento Centroamericano PARLACEN, http://www.parlacen.org.gt/index-portada.html